Frases de la película V de Venganza
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Frases de la
película dirigida por James McTeigue,
estrenada en 2006, también conocida como V for Vendetta.
Recuerda, recuerda, el cinco de
noviembre, la traición de la pólvora y el complot. No hay por qué tal traición, jamás se ha de olvidar.
Nos dicen que recordemos la idea,
no al hombre porque los hombres fallan. Los pueden atrapar, los pueden matar y
olvidar. Pero 400 años después, una idea todavía puede cambiar el mundo. Yo he visto el
poder de las ideas. He visto a gente matar en su nombre y morir defendiéndolas. Pero uno no puede besar una
idea. No puede tocarla ni abrazarla. Las ideas no sangran, no sienten dolor. No
aman. Yo no extraño una idea sino a un hombre. Un
hombre que me hizo recordar el 5 de noviembre. Un hombre al que nunca olvidaré.
¿Quieren saber qué opino? Como están viendo mi programa, supongo que sí.
No fue la guerra que iniciaron ni
la plaga que crearon. Fue el Juicio. Nadie escapa del pasado. Nadie escapa del
Juicio.
¡Fuerza por la unidad, unidad por
la fe! ¡Yo soy un inglés devoto y
estoy orgulloso de serlo!
- ¿Quién es Ud?
- ¿Quién?, "Quién" es la forma que sigue al "qué", y lo que soy es un enmascarado.
- Eso ya lo veo.
- Por supuesto. No cuestiono sus poderes de observación. Señalo la paradoja de preguntarle a un enmascarado quién es.
- Ah, entiendo.
- Pero en esta auspiciosa noche permítame a falta de un apelativo más común insinuar la naturaleza de este personaje dramático. ¡Voilà! Ve a un veterano de las variedades hacer papel de víctima y villano por los caprichos de la vida. Esta apariencia no es mera vanidad. Es el vestigio de una vox populi ahora desaparecida. Pero esta valiente visita de un fastidio pasado cobra vida y ha hecho un voto de vencer a los virulentos vanguardistas del vicio violadores violentos y voraces de la voluntad. El único veredicto es venganza, la revancha como un voto, no en vano, pues el valor y la veracidad de tal algún día vindicarán al vigilante y al virtuoso. Esta verborrea se vuelve más verbosa así que déjeme agregar que es un placer conocerla. Me puede llamar "V".
- ¿Es usted un loco?
- Estoy seguro de que eso dicen. Pero, ¿con quién estoy hablando?
- Yo soy Evey.
- ¿Evey? "E-V". Por supuesto.
- ¿Qué significa eso?
- Yo, igual que Dios, no juego a los dados y no creo en coincidencias.
- ¿Quién?, "Quién" es la forma que sigue al "qué", y lo que soy es un enmascarado.
- Eso ya lo veo.
- Por supuesto. No cuestiono sus poderes de observación. Señalo la paradoja de preguntarle a un enmascarado quién es.
- Ah, entiendo.
- Pero en esta auspiciosa noche permítame a falta de un apelativo más común insinuar la naturaleza de este personaje dramático. ¡Voilà! Ve a un veterano de las variedades hacer papel de víctima y villano por los caprichos de la vida. Esta apariencia no es mera vanidad. Es el vestigio de una vox populi ahora desaparecida. Pero esta valiente visita de un fastidio pasado cobra vida y ha hecho un voto de vencer a los virulentos vanguardistas del vicio violadores violentos y voraces de la voluntad. El único veredicto es venganza, la revancha como un voto, no en vano, pues el valor y la veracidad de tal algún día vindicarán al vigilante y al virtuoso. Esta verborrea se vuelve más verbosa así que déjeme agregar que es un placer conocerla. Me puede llamar "V".
- ¿Es usted un loco?
- Estoy seguro de que eso dicen. Pero, ¿con quién estoy hablando?
- Yo soy Evey.
- ¿Evey? "E-V". Por supuesto.
- ¿Qué significa eso?
- Yo, igual que Dios, no juego a los dados y no creo en coincidencias.
- Pero dime, ¿te gusta la música, Evey?
- Supongo.
- Soy una especie de músico y voy a hacer una presentación especial.
- Supongo.
- Soy una especie de músico y voy a hacer una presentación especial.
- Dime, ¿sabes qué día es hoy,
Evey?
- ¿El 4 de noviembre?
- Ya no.
- ¿El 4 de noviembre?
- Ya no.
- Sr. Dascomb, ¿qué ha hecho al respecto?
- La llamamos "una demolición de emergencia".
- La llamamos "una demolición de emergencia".
- Sea quien sea, canciller, es muy
bueno.
- Sus comentarios profesionales son irrelevantes, Sr. Finch.
- Sus comentarios profesionales son irrelevantes, Sr. Finch.
Quiero que encuentren a ese
terrorista y que le hagan entender lo que es el terror de verdad.
Buenas noches, Londres. Disculpen
la interrupción. Como muchos de ustedes aprecio
las comodidades de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la
tranquilidad de la repetición. Lo
disfruto mucho. Pero en este espíritu de
conmemoración en que los grandes sucesos
normalmente relacionados con una muerte o el final de una lucha son celebrados
con una fiesta yo quería celebrar
este 5 de noviembre, un día que ya no es
recordado, tomándonos un poco de tiempo para
sentarnos y conversar. Claro, están los que no
quieren que hablemos. Sospecho que hay gente gritando órdenes por teléfono y que ya viene gente armada. Porque
aunque puedes usar la macana en vez de la conversación, las palabras siempre retendrán su poder. Las palabras dan significado
a las cosas y, para los que escuchan, anuncian la verdad. La verdad es que algo
anda muy mal en este país, ¿no? Crueldad
e injusticia, intolerancia y opresión. Y mientras
antes uno podía objetar pensar y hablar como uno
quisiera ahora tenemos sistemas de vigilancia amenazando y sometiendo. ¿Cómo sucedió esto? ¿Quién tiene la culpa? Algunos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad,
si buscan al culpable sólo necesitan
mirarse al espejo. Yo sé por qué lo hicieron. Sé que tenían miedo. Es comprensible. Guerra, terror, enfermedad.
Hubo muchísimos problemas que conspiraron
para corromper su razón y quitarles
el sentido común. El miedo les ganó y en medio del pánico acudieron a su ahora alto
canciller, Adam Sutler. Les prometió orden y paz.
A cambio sólo pidió su consentimiento callado y obediente.
Anoche traté de terminar ese silencio. Anoche
destruí el Viejo Bailey para recordarle
al país lo que ha olvidado. Hace 4
siglos, un gran ciudadano trató de grabar el
5 de noviembre en nuestra memoria. Esperaba recordarle al mundo que la justicia
y libertad son más que palabras. Son perspectivas.
Así que si no han visto nada, si no
conocen los crímenes del Gobierno, les sugiero
que ignoren el 5 de noviembre. Pero si ven lo mismo que yo si sienten lo mismo,
y si quieren buscar lo mismo que yo les pido que se paren junto a mí en un año afuera del Parlamento y juntos les daremos un 5 de
noviembre que nunca jamás se olvidará.
- ¿De dónde sacaste todas estas cosas?
- De aquí y allá.
- Muchas son del Ministerio de Materiales Ofensivos.
- ¿Te las robaste?
- Robar implica posesión. Al censor no se le roba. Yo sólo las recuperé.
- Si encuentran este lugar...
- Sospecho que entonces el arte va a ser lo que menos me preocupe.
- De aquí y allá.
- Muchas son del Ministerio de Materiales Ofensivos.
- ¿Te las robaste?
- Robar implica posesión. Al censor no se le roba. Yo sólo las recuperé.
- Si encuentran este lugar...
- Sospecho que entonces el arte va a ser lo que menos me preocupe.
- No debería de haber hecho eso. Debí volverme loca.
- ¿Eso crees tú o eso quieren que creas?
- ¿Eso crees tú o eso quieren que creas?
- "Me atrevo a todo a lo que
se atreva un hombre. Nadie se atreve más". - . Macbeth.
- Muy bien.
- Muy bien.
- ¿Crees que volar el Parlamento
haga que este país mejore?
- No hay certeza, sólo una oportunidad.
- No hay certeza, sólo una oportunidad.
El pueblo no debe temerle a su
Gobierno. El Gobierno debe temerle a su pueblo.
El edificio es un símbolo. El acto de destruirlo también. El pueblo da poder a los símbolos. Solo, un símbolo no significa nada, pero con
bastante gente volar un edificio puede cambiar el mundo.
Y la moraleja de esta historia es
que los buenos ganan, los malos pierden, e Inglaterra triunfa.
No es mi espada sino tu pasado lo
que te desarmó.
- Siempre me conmueve.
- Nunca la he visto.
- ¿En serio?
- ¿Quieres verla?
- ¿Tiene un final feliz?
- Como sólo el celuloide los tiene.
- Siempre me conmueve.
- Nunca la he visto.
- ¿En serio?
- ¿Quieres verla?
- ¿Tiene un final feliz?
- Como sólo el celuloide los tiene.
- Pero es increíble lo que tenía Prothero.
- ¿Drogas?
- Como para todo un hospital.
- ¿Drogas?
- Como para todo un hospital.
Con toda mi experiencia, ya no
creo en coincidencias.
¿Prefieres una mentira o la
verdad?
La violencia puede servir al bien.
Toda obra buena tiene su castigo.
Mi padre era escritor. Te hubiera
caído bien. Decía que un artista usaba mentiras para
decir la verdad y un político, para
taparla.
Decía que si huíamos, los
otros ganarían. Que "ganarían", como si fuera un juego.
Una cosa es cierta de todos los
gobiernos: Los registros más confiables
son los de los impuestos.
Por el poder de la verdad, yo he
conquistado el universo.
- No tenemos mucho tiempo y
necesito decirle algo.
- ¿Una confesión? Me encanta el juego del confesionario.
- ¿Una confesión? Me encanta el juego del confesionario.
Qué mente tan encantadora tienes. Ojalá tu cuerpo sea tan interesante.
- ¡Me tiene que creer!
- Sí, sí, te creo. Déjame enseñarte con qué firmeza te creo.
- Sí, sí, te creo. Déjame enseñarte con qué firmeza te creo.
Y así cubro mi villanía con algunos
trozos sueltos tomados de los libros sagrados y parezco un santo cuando
represento a un demonio.
Si el Gobierno registra mi casa, tú serás el menor de mis problemas.
Los dos somos fugitivos, a nuestro
modo.
- Se espera que un hombre en mi
posición tenga trato social con jóvenes hermosas como tú. Porque en este mundo, si invitara a
quien yo quiero me quedaría sin casa,
ya no digamos sin programa de tele.
- Lo lamento.
- No tanto como yo.
- Lo lamento.
- No tanto como yo.
Después de tantos años, empiezas a perder más que el apetito. Usas una máscara tanto tiempo que olvidas quién eras debajo.
No he venido por lo que esperabas
hacer. Vine por lo que hiciste.
- Qué curioso, me dieron una de tus rosas hoy. No estaba
segura de que eras el terrorista hasta que la vi. Qué extraña coincidencia, que me dieran una hoy.
- No hay coincidencias, Delia. Sólo la ilusión de coincidencias. Tengo otra rosa. Y ésta es para ti.
- ¿Me vas a matar ahora?
- Te maté hace 10 minutos mientras estabas dormida.
- ¿Carece de sentido pedir perdón?
- Nunca.
- No hay coincidencias, Delia. Sólo la ilusión de coincidencias. Tengo otra rosa. Y ésta es para ti.
- ¿Me vas a matar ahora?
- Te maté hace 10 minutos mientras estabas dormida.
- ¿Carece de sentido pedir perdón?
- Nunca.
El poder nuclear no significa nada
si un virus puede matar toda una población dejando su
riqueza intacta.
Me miró. No con ojos. No había ojos. Pero me estaba mirando. Lo sentí.
Estás asombrada, ya sé. Es difícil creer que bajo esta fachada
arrugada, bien alimentada hay una máquina de
matar peligrosa con un fetiche de máscaras de
Fawkes.
¿Qué tal si el peor ataque biológico en la historia de este país no fue obra de extremistas religiosos?
[...] ¿Qué si alguien más desató el virus? ¿Qué si alguien más mató a toda esa gente? ¿Te gustaría saber quién fue? ¿Aunque fuera
alguien del Gobierno? Si nuestro propio gobierno fuera responsable de la muerte
de casi cien mil personas ¿de verdad te gustaría saber?
¿Qué van a hacer, multarnos? ¿Y qué? Tenemos el programa más visto en el aire.
- ¿Todo es un chiste para ti?
- Sólo las cosas importantes.
- Sólo las cosas importantes.
Tiene una posibilidad y sólo una de salvarse. Debe decirnos la
identidad o el paradero de la persona llamada "V". Si su información resulta en su captura saldrá de estas instalaciones inmediatamente.
No puedo convencerte de que esto
no es un truco de ellos pero no me importa. Yo soy yo. Mi nombre es Valerie.
Creo que no viviré mucho más y quería contarle a alguien mi vida. Ésta es la única autobiografía que
escribiré y, Dios mío... estoy escribiéndola en papel de baño.
Nuestra integridad no es gran cosa
pero es lo único que tenemos. Es la última pulgada nuestra. Dentro de esa
pulgada, somos libres.
La primera vez que la besé supe que no iba a querer besar otros
labios jamás.
Recuerdo cómo empezó a cambiar el significado de las palabras.
"Colateral" e "interpretación" se
volvieron palabras siniestras mientras "Fuego Nórdico " y "Artículos de Lealtad" se volvieron
poderosas. Recuerdo cómo
"diferente" se volvió
"peligroso".
- Sólo quieren un poco de información. Deles algo, lo que sea.
- Gracias, pero prefiero morir tras las barracas.
- Entonces ya no tiene miedo. Es completamente libre.
- Gracias, pero prefiero morir tras las barracas.
- Entonces ya no tiene miedo. Es completamente libre.
Al principio, yo también creí que era odio. El odio creó mi mundo, me aprisionó, me enseñó a comer, a respirar. Creía que me iba a morir con tanto odio en
mis venas. Pero entonces pasó algo. Me pasó a mí, igual que a ti. Tu padre dijo que los artistas usan
las mentiras para decir la verdad. Sí, yo creé una mentira. Pero tú la creíste y encontraste una verdad acerca de ti. Lo que era
verdad en la celda lo es ahora.
En esa celda encontraste algo que
importaba más que tu vida. Al amenazarte con
matarte si no les decías algo tú preferiste morir. Encaraste tu muerte,
Evey.
Dios está en la lluvia.
- Toda acción en el universo crea una reacción igual y opuesta.
- ¿Así lo ves? ¿Como una ecuación?
- Me hicieron algo monstruoso.
- Y crearon un monstruo.
- ¿Así lo ves? ¿Como una ecuación?
- Me hicieron algo monstruoso.
- Y crearon un monstruo.
- ¿Tiene evidencia en la que basar
esa conclusión?
- No, señor. Es una corazonada.
- Si de algo estoy seguro, inspector es que el Gobierno no sobrevivirá por sus corazonadas.
- No, señor. Es una corazonada.
- Si de algo estoy seguro, inspector es que el Gobierno no sobrevivirá por sus corazonadas.
¡Quiero que todos recuerden por qué nos necesitan!
Ud. Ya tiene todos los nombres y
fechas en su cabeza. Lo que necesita es una historia.
Imagínese el virus más terrible
que pueda y luego imagínese que sólo usted tiene la cura. Si su meta es el
poder, ¿cuál sería la mejor forma
de usar esa arma?
El miedo se volvió la herramienta del Gobierno y así nuestro político fue nombrado a una posición creada recientemente, la de alto
canciller.
- ¿Por qué habría de confiar en Ud?
- Porque sólo así me va a detener.
- Porque sólo así me va a detener.
El problema es que él nos conoce mejor que nosotros mismos.
- ¿Puedo preguntar cómo evitaste ser detectada?
- Una identificación falsa es mejor que una máscara.
- Una identificación falsa es mejor que una máscara.
Una revolución sin bailes no vale la pena.
Cómo puedes ser una de las cosas más importantes de mi vida sin yo saber
casi nada acerca de ti.
Hay una cara bajo esta máscara pero no soy yo. No soy esa cara más de lo que soy los músculos debajo de ella o los huesos de más abajo.
De verdad va a suceder, ¿no? Va a
suceder si tú quieres.
La verdad es que me hiciste
entender que estaba equivocado, que yo no puedo tomar la decisión de tirar de esta palanca. Porque este
mundo el mundo del que soy parte y que ayudé a forjar se acabará hoy. Y mañana empezará un mundo nuevo que otra gente forjará. Y esta decisión les pertenece a ellos.
A mí no me espera ningún árbol. Todo lo
que quiero, lo que me merezco, está al final de
ese túnel.
- Ud. Es como yo.
- Lo único que tenemos en común es que ambos estamos a punto de morir.
- Lo único que tenemos en común es que ambos estamos a punto de morir.
- Nosotros tenemos armas.
- No, lo que tienen son balas y la esperanza de que al dispararlas no quede yo de pie porque si sigo aquí, morirán antes de reemplazarlas.
- No, lo que tienen son balas y la esperanza de que al dispararlas no quede yo de pie porque si sigo aquí, morirán antes de reemplazarlas.
Debajo de esta máscara hay más que carne. Debajo de esta máscara hay una idea, Sr. Creedy. Y las
ideas son a prueba de balas.
- Durante 20 años esperé ansiosamente este día. No existía nada más hasta que te vi a ti. Y entonces, todo
cambió. Me enamoré de ti, Evey como yo creía que ya no podía.
- V, no quiero que te mueras.
- Ésa es la cosa más hermosa que podías haberme dado.
- V, no quiero que te mueras.
- Ésa es la cosa más hermosa que podías haberme dado.
- ¿Por qué hace esto?
- Porque él tenía razón.
- ¿Acerca de qué?
- De que este país necesita más que un edificio. Necesita esperanza.
- Porque él tenía razón.
- ¿Acerca de qué?
- De que este país necesita más que un edificio. Necesita esperanza.
- Dígame... ¿le gusta la música, Sr. Finch?
- Esa música...
- Sí. Su música.
- ¿Quién era?
- Era Edmond Dantes. Y era mi padre... y mi madre. Mi hermano. Mi amigo. Él era usted.. y yo. Era todos nosotros.
- Esa música...
- Sí. Su música.
- ¿Quién era?
- Era Edmond Dantes. Y era mi padre... y mi madre. Mi hermano. Mi amigo. Él era usted.. y yo. Era todos nosotros.
Nadie olvidará esa noche y lo que significó para el país. Pero yo nunca olvidaré al hombre y lo que significó para mí.